Soy Miguel Angel G. Roig, un entusiasta de la fotografía clásica, aficionado –apasionado-, hasta donde me llega la memoria, al arte en sus variadas formas, y en particular al cine, la animación, fotografía y pintura en lo que respecta a la imagen. Desde joven he sentido una íntima maravilla y profunda admiración por el gusto y estética del arte, las modas, etc. que florecieron en la primera mitad del siglo XX. Durante años he ahondado en este periodo, descubriendo más y más a medida que indagaba, sobrepasando así la barrera de la estética y el arte, y revelándose un único todo, en el que no se puede comprender una parte sin el resto. Hace unos años, cansado ya de ver la vulgaridad y esterilidad del arte y el mundo actual y en concreto de la fotografía (incluida la de los así llamados “maestros” actuales), viéndola convertida en un simple y decepcionante vehículo para el mercantilismo de productos, ideologías y egos, cargada de técnica pero muerta y sin vida, decidí hacer mis pinitos con una cámara e intentar recuperar la autenticidad, lo genuino, en definitiva, lo único que hace realmente intemporal al mundo y nos habla sinceramente y humildemente. La fotografía, siendo una de mis aficiones, representó una opción ideal. En la actualidad combino mi actividad profesional con la fotografía, principalmente de retrato. Aunque el propósito es noble, es difícil de alcanzar. Es también posible que predique en un mundo desierto. Aun así, creo que vale la pena intentarlo, dentro de las -bastantes- limitaciones personales y –escasas- posibilidades, pero ¿acaso no son las causas perdidas –cuando la verdad está en ellas -, las únicas por las que merece la pena luchar?